el Modelo de Responsabilidad Personal y Social (MRPS)

Para que un enfoque pedagógico sea adecuadamente considerado como modelo debe tener una serie de características comunes (Metzler, 2005) relativos a la fundamentación teórica, las características del proceso de enseñanza-aprendizaje y las necesidades de implementación, tal y como se ilustra en la Figura 1. Estos elementos serán necesarios para elaborar un planteamiento sólido en base a los requerimientos legislativos vigentes.

Figura 1 Elementos que define un modelo pedagógico frente a otras metodologías

2.1. Arquitectura práctica general de los modelos pedagógicos Una vez repasado acerca de lo que se puede considerar como modelo pedagógico u otra metodología didáctica, se debe poner el foco en la estructura interna o arquitectura práctica de cada modelo (Goodyear et al., 2017). Tal y como se está viendo en este tercer bloque del libro, conocer la arquitectura práctica de los modelos será relevante posteriormente para poder comenzar a hibridar distintos modelos pedagógicos. Más allá de toda la trayectoria científico-pedagógica que abordó este aspecto esencial, partiendo de las ideas originales de Kemmis y Grootenboer (2008), la arquitectura práctica de cada uno de los modelos se estructura en función de los elementos de enseñanza, aprendizaje, evaluación (y en el caso del contexto escolar, el currículo u otras orientaciones en el caso de otros contextos). Siguiendo con la idea de Casey y Kirk (2020), cualquier arquitectura práctica de los modelos tendrá los siguientes elementos: ŦŦ Idea principal. Se trata del objetivo principal del modelo y es el rasgo distintivo que lo diferencia del resto. ŦŦ Elementos críticos. Son aquellas características que presentan una coherencia y un sentido únicos, encaminados a alcanzar la idea principal del modelo.

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