el Modelo de Responsabilidad Personal y Social (MRPS)
fija las expectativas propias del nivel que se pretende desarrollar (expuestas anteriormente).
3) Responsabilidad en la acción. En esta fase se fomentan los aprendizajes propios de la situación de aprendizaje que estemos desarrollando, integrando en ellos la filosofía de promoción de valores relacionados con el nivel o niveles de responsabilidad que se esté implementando. Tras un calentamiento inicial, en este caso dirigido por el docente, se plantea la primera tarea: Tarea 01: “Juego de balón sentado”. Tarea en la que participan individualmente o por equipos, cuyo objetivo es conseguir, mediante golpeos en el cuerpo del oponente, que todos los miembros del equipo queden sentados, posición que tienen que adoptar una vez sean impactados. En este juego no existe la eliminación, dado que puedes volver a ponerte de pie siempre y cuando el alumnado coja un balón suelto (modalidad individual-todos contra todos) o si un compañero suyo le pasa el balón (modalidad de equipo). Como norma básica se fija que no pueden correr con el balón en la mano (https://www.youtube.com/watch?v=Bcm9dF_NvTk). Este tipo de prácticas invita a los participantes a no cumplir con las reglas cuando el profesor no está mirándoles, siendo buen momento para que afloren comportamientos disruptivos que, posteriormente, debemos hacer conscientes y trabajar en los momentos de sesión destinados a ello, como en el encuentro de grupo y evaluación. De igual modo, fomenta el compañerismo y el sentimiento de grupo. Además, plantea dilemas morales que hacen al alumnado tomar decisiones sobre su futuro en la actividad (por ejemplo, salvar a compañeros poniéndose en riesgo de ser impactados). En este contexto de actividad, es buen momento para aplicar estrategias como el tiempo muerto , consistente en que el docente detiene la sesión, enviando un feedback grupal de que afloran comportamientos no deseados relacionados con las expectativas fijadas al inicio de la sesión. Es realmente importante que, en las primeras sesiones o tareas, no se permitan comportamientos no deseados, invirtiendo el tiempo en modelar ciertas conductas o comportamientos. Para ello, debemos hacer conscientes a los estudiantes de las normas negociadas y aceptadas por todos, así como el respeto de las normas de las tareas, en favor de un clima positivo de la clase. De igual modo, ante casos de alumnos recurrentes que incumplen las normas de la tarea, se puede aplicar la estrategia del alumno lupado , consistente en colocar una pegatina o visual en el participante en cuestión, con la intención de que tanto él como los demás fijen su observación en sus actuaciones. Esta estrategia es altamente eficaz, haciéndole al estudiante consciente de su incumplimiento recurrente, además de convertirse en un mecanismo de autoevaluación sobre su actuación en el juego. Esta estrategia debe ser complementada con la reflexión en el tiempo de encuentro de grupo y evaluación, tratando de conseguir el compromiso del estudiante para su corrección en futuras intervenciones. Se podría incluso contemplar la posibilidad de que este alumnado comience en la siguiente sesión con la lupa, estudiando la posibilidad de eliminarla cuando su comportamiento sea correcto. Algunas opciones para fijar un tiempo de duración de esta acción podría ser la estrategia cinco días limpio , consistente en que cuando el estudiante demuestra durante cinco momentos, cinco sesiones o cinco tareas que su comportamiento es adecuado, consigue eliminar la lupa de su indumentaria. Resaltar aquí que el hecho de que el estudiante sea lupado puede hacerle perder el
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