el Modelo de Responsabilidad Personal y Social (MRPS)
ser mantenidas, así como se tratan posibles conflictos que hayan surgido durante la sesión, de modo que vayamos integrando todas las habilidades adquiridas en el trabajo anterior. 5) Evaluación. Complementando a lo establecido en niveles anteriores y a modo de ejemplificar un trabajo de gestión autónoma de todo el planteamiento, se propone que sea el tribunal de la responsabilidad quien pueda gestionar esta fase final de la sesión. En este sentido, dado que ya el alumnado ha adquirido experiencias previas y competencias personales y sociales, podrían ser estos estudiantes los que planteen la dinámica de evaluación de esta parte de la sesión. Ser capaz de realizarlo implica que el alumnado tiene interiorizado qué es el trabajo autónomo, cómo se gestiona y cuáles son las dificultades que podrían plantearse para conseguir trabajar sin la supervisión directa del docente. Esta actividad de evaluación, gestionada mediante la coevaluación y la autoevaluación, permite al docente adquirir información relevante sobre el proceso de gestión de responsabilidad, pudiendo ser utilizada para moldear el planteamiento o plantear el trabajo de otro nivel de responsabilidad. Preguntas tipo para la reflexión que podría plantear el docente o el alumnado: ¿Has seguido trabajando mientras el profesor/a no te miraba?, ¿Te has planteado alguna meta en la tarea/sesión?, ¿Quién tiene una aspiración o sueño?, ¿Cómo crees que puedes lograrlo?, ¿Cuál sería el primer paso que seguirías?, ¿Podrías hacer las tareas sin que el profesor/a esté presente?, ¿Serías capaz de diseñar tus propias tareas según los contenidos de clase? ¿Qué te gustaría aprender que no se te dé demasiado bien?, ¿Cómo te distribuirías el tiempo en las tareas para lograr tu objetivo?, ¿Dónde podemos ver ejemplos de autonomía en otros ámbitos fuera del aula?, entre otras. Nivel IV. Ayuda a los demás y liderazgo Teniendo en cuenta las aportaciones de Manzano-Sánchez et al. (2020), este nivel se centra en dos aspectos importantes de la responsabilidad social: la empatía y el liderazgo. La empatía es entendida como el respeto hacia puntos de vista y opiniones diferentes, poniéndose en el lugar de otra persona cuando sea necesario. Para el trabajo del liderazgo, el docente podría asignar a varios estudiantes la responsabilidad de estar a cargo de un grupo, promoviendo el trabajo cooperativo, con el objetivo de que el grupo trabaje de forma cohesionada y el líder deba tomar decisiones con respecto al resto de sus compañeros. Se busca, en este nivel, conseguir que el participante ayude a otros sin arrogancia, sin esperar nada extrínseco a cambio, únicamente cuando lo soliciten, evitando así comportamientos egocéntricos y favoreciendo los solidarios. Con la intención de ejemplificar una posible propuesta para el lector, se propone una situación de aprendizaje basada en el trabajo de danzas, promovido a través del trabajo en pequeños grupos en los que un alumno/a está a cargo de la progresión del aprendizaje de los miembros de su grupo, gestionando entre ellos las posibles dificultades que pudieran surgir. Por supuesto, el docente debe evolucionar entre los grupos, recabando información y ofreciendo posibles soluciones antes dificultades que no sean capaces de gestionar entre ellos. De igual modo, este planteamiento puede ser desarrollado bajo planteamientos cooperativos o colectivos que permitan al alumnado manifestar otros comportamientos y actitudes. Nosotros, en esta ocasión y dado que estamos planteando una posible propuesta desde el MRPS, nos centraremos en las actitudes y valores propios del nivel IV, la empatía, la ayuda a los demás y el liderazgo. Como en todos los anteriores niveles, no debemos olvidar nunca la necesidad de fomentar la transferencia de los valores promocionados en este nivel en otros contextos, más allá del específico de la EF.
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