el Modelo de Responsabilidad Personal y Social (MRPS)

3. Transferencia en el modelo basado en la responsabilidad El MRPS tiene cinco niveles de responsabilidad, pero el más desafiante es el quinto nivel, es decir, la Transferencia . Se han señalado limitaciones en el proceso de transferencia en estudios del MRPS, por lo que es clave integrar un conjunto claro de estrategias en la programación del MRPS para promover la transferencia de comportamientos responsables a áreas fuera del gimnasio. Estas estrategias de varios estudios (Gass, 1990; Jacobs y Wright, 2017; Knapp, 1990; Priest y Gass, 1997; Sutherland, 2012) se centran en el proceso de reflexión. Las estrategias deben ser las siguientes: 1. Diseñar las condiciones para la transferencia antes de que ocurran las actividades, de modo que los facilitadores hayan preparado el escenario para que tenga lugar la discusión sobre la transferencia (Gass, 1990). Por ejemplo, asegurar que el currículo diseñado incluya elementos que permitan que el entorno de aprendizaje sea aplicable a futuras experiencias de aprendizaje (Gass, 1990; Sutherland, 2012). Además, las discusiones deben realizarse en un área o espacio con pocas distracciones para permitir la concentración de los participantes. 2. Desarrollar un conjunto planificado de preguntas abiertas y establecer objetivos para la lección para guiar la discusión. Además, se debe planificar suficiente tiempo para que el grupo pueda procesar lo ocurrido en la lección y tenga la oportunidad de transferir el aprendizaje (Gass, 1990; Sutherland, 2012). 3. Comprender las necesidades del grupo según las observaciones realizadas durante la actividad en el gimnasio, ya sea manteniendo notas escritas o mentales sobre los comportamientos de los participantes, cómo interactúan entre sí y cualquier situación que ocurra durante ese tiempo (Priest y Gass, 1997). 4. Establecer una relación con los participantes y establecer las reglas básicas para el procesamiento grupal (p. ej., no descalificaciones, una persona hablando a la vez, bienvenida a todos los puntos de vista, opción de participación, ambiente seguro y de apoyo) (Knapp, 1990; Priest y Gass, 1997; Sutherland, 2012). Los participantes deben estar dispuestos en un diseño circular, de modo que todos puedan verse entre sí, con el facilitador como parte del círculo guiando la discusión grupal (Priest y Gass, 1997). 5. Escuchar activamente las respuestas de los participantes para construir la discusión en torno a sus declaraciones, permitiendo que estas discusiones surjan de los participantes. Los facilitadores deben mantenerse involucrados en la discusión y facilitar la construcción social del conocimiento de los participantes, pero también ser conscientes del lenguaje corporal y del nivel de energía de cada participante para determinar la duración de la discusión (Priest y Gass, 1997; Sutherland, 2012). 6. Priest y Gass (1997) identificaron un enfoque de embudo con seis filtros para guiar la discusión desde las experiencias de los participantes en la actividad hasta el enfoque en el cambio hacia el final de la discusión. Este enfoque involucra a los participantes en el proceso de discusión, comenzando con el primer filtro de preguntas relacionadas con la revisión de la actividad (p. ej., ¿cuáles eran nuestros objetivos en la actividad de hoy? ¿Cómo mostraste respeto hoy?). El

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