el Modelo de Responsabilidad Personal y Social (MRPS)

momentos de ensayo y error; y 3) persistencia y resiliencia frente al fracaso, ya que las ideas e iniciativas suelen ser desafiadas e incluso rechazadas por los jóvenes u otros implicados (p. ej., compañeros, familias, etc.). Por último, es importante destacar que Hellison (2008), a lo largo de su carrera, se comprometió con tres contribuciones clave: 1) una fusión fluida entre la práctica y la teoría, donde la práctica informe a la teoría tanto como la teoría a la práctica; 2) un enfoque en jóvenes desfavorecidos con el objetivo de equilibrar las oportunidades en la vida; y 3) una perspectiva educativa holística que integre habilidades y valores sociales, emocionales y cognitivos en los programas basados en la actividad física. El compromiso de Hellison y sus seguidores convirtió al MRPS en un componente clave del movimiento de desarrollo juvenil positivo, integrando la enseñanza de habilidades para la vida y la actividad física en sus programas. El MRPS ha demostrado que los jóvenes pueden desarrollar valores, habilidades y conocimientos que los ayudan a tener éxito en diversas áreas de sus vidas. 2.2. Esencia del MRPS El MRPS se trata de un enfoque basado en valores que pone a los jóvenes en el centro de los programas de actividad física, ayudándolos a convertirse en mejores personas, fomentando la decencia humana y las relaciones positivas. Hellison identificó cuatro valores centrales (Martinek y Hellison, 2016): “poner a los jóvenes primero”,“promover la decencia humana”,“creer en el desarrollo holístico del yo”(físico, social, emocional y cognitivo) y “adoptar una forma de ser” que va más allá de una metodología de enseñanza, convirtiéndose en una filosofía de vida. Este enfoque destaca que la verdadera implementación del MRPS requiere congruencia entre los valores del programa y la forma de actuar de los líderes, como docentes o entrenadores, ya que se considera una “forma de ser” (es decir, una filosofía) más que un “modo de enseñar” (es decir, una mera metodología o modelo pedagógico). En este sentido, la relación con los participantes es clave, ya que la responsabilidad social y personal solo puede desarrollarse en un contexto de respeto mutuo. La implementación del MRPS requiere la aplicación constante de una serie de responsabilidades y estrategias clave (Gordon, 2020), que incluyen: a) el empoderamiento progresivo de los participantes; b) la creación de oportunidades para la autorreflexión; c) la integración del MRPS en las actividades físicas; d) la facilitación de la transferencia del aprendizaje a otras áreas de la vida de los participantes; y e) la construcción de relaciones positivas y de apoyo. En el corazón de este enfoque se encuentran cinco niveles de responsabilidad que reflejan los valores fundamentales del MRPS (Gordon, 2020). Estos niveles se dividen en responsabilidad personal (Nivel II: Participación y esfuerzo; Nivel III: Autodirección) y responsabilidad social (Nivel I: Respeto por los derechos y sentimientos de los demás; Nivel IV: Cuidado por los demás y liderazgo). El Nivel V, denominado Transferencia del aprendizaje, se refiere a la aplicación de los principios aprendidos en contextos externos al gimnasio, como la escuela, la familia o la comunidad (Martinek y Lee, 2012). Tradicionalmente, estos niveles se han presentado de forma lineal (Escartí et al., 2018; Merino-Barrero et al., 2019), dadas las ventajas que esta organización presenta, como la seguridad que experimenta el instructor, especialmente novel, al desarrollar el programa de intervención de forma secuenciada y jerarquizada (Gordon, 2020). Sin embargo, esta estructuración no responde a la realidad práctica, pues como expone Hellison (2011), resulta necesario abordar los diferentes niveles y objetivos de forma

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